Por si el 2020 no nos tuvo bastantes sorpresas, el año cerró con una noticia atípica: el agua –sí, el líquido del que depende la vida en el planeta– comenzó a cotizar en el mercado de futuros de Wall Street.
Antes de que encendamos las alarmas hay que aclarar: expertos afirmaron que se trata de un mecanismo financiero que busca hacer una mejor gestión de su uso. Pero lo que es innegable con esto es que el agua escaseará si no hacemos algo a tiempo.
Entre las principales industrias que utilizan este líquido están las dedicadas a la producción alimentaria, lo que vuelve urgente el iniciar desde ahora una revolución que asegure un futuro sostenible.
El diario estadounidense The New York Times la definió como “el Jardín impecable” y Ken Konschel, fundador del proyecto Aquaponics Africa aseguró que tiene “posibilidades infinitas”. Hablamos de la acuaponía, una propuesta con múltiples beneficios: utiliza diez veces menos agua que el cultivo en tierra, no necesita productos químicos ni suelo fértil, y resulta más productiva que otros procedimientos agrícolas.
Esta técnica dista de ser reciente: existen estudios que contemplan a las chinampas mexicanas o los cultivos de arrozales combinados con peces como sus precursores. Actualmente el uso de la acuaponía se ha extendido gracias a la implementación de tecnología, convirtiéndola en una alternativa de producción alimentaria de vanguardia.
Pero, ¿en qué consiste la acuaponía?
La acuaponía es un sistema que combina el cultivo de plantas con la crianza de peces, creando un ecosistema cerrado que funciona así:
- Los peces son alimentados y producen desechos metabólicos.
- Los microorganismos presentes en el agua convierten estos desechos en nutrientes.
- A través de un ciclo, los nutrientes fertilizan a las plantas sin la necesidad de tierra o fertilizantes externos.
- Las plantas purifican el agua y la devuelven limpia a los peces.
Esta relación simbiótica entre flora y fauna da como resultado alimentos cultivados sin pesticidas ni fertilizantes químicos, antibióticos u otros productos artificiales, comunes en la agricultura y acuicultura convencional.
Hay que hacer hincapié en que la acuaponía no es como tener un huerto casero o un par de plantas que produzcan vegetales comestibles en la terraza de tu hogar: requiere conocimientos técnicos y una inversión inicial considerable. Sin embargo, haciendo extensivo su uso será posible traer grandes beneficios medioambientales y económicos.
Sostenible y saludable
De acuerdo a datos de una encuesta del Eurobarómetro, casi 95% de los ciudadanos de todos los países miembros de la Unión Europea (UE) consideran que es importante la protección del medio ambiente. En concordancia con lo anterior, para mediados del año pasado otro sondeo reveló que la mayoría de los consumidores de la UE están abiertos a explorar hábitos de dieta más sanos y sostenibles.
Ante este panorama, la acuaponía supone una garantía de mejora en ambos al producir alimentos –tanto de origen animal como vegetal– libres de productos nocivos, y desarrollarlos en un entorno con un menor impacto negativo al medio ambiente en contraste con las industrias convencionales.
Además de los beneficios ya mencionados, la acuaponía cuenta con otros puntos a favor que son cada vez más tomados en consideración: aporta estabilidad alimentaria, ya que permite cultivar durante todo el año sin depender de suelo fértil; ofrece comida de proximidad, ya que es una técnica utilizable en superficies infravaloradas en ciudades como azoteas o terrazas; aunque su inversión inicial no es poca, es rápidamente recuperable ya que la producción es hasta tres veces más elevada.
No hay que olvidar que los productos alimenticios desarrollados con acuaponía son de alta calidad, con grandes cualidades organolépticas en lo que respecta al sabor, color, olor y textura. Asimismo, permite cultivar y criar variedades tradicionalmente fuera de temporada.
Green in Blue: por una Barcelona acuapónica
Green in Blue es la primera empresa en la capital catalana que está dedicada al 100% a la acuaponía. La iniciativa ha trabajado por años como consultora a nivel internacional, asesorando a aquellos que buscan desarrollar este tipo de sistemas y así aumentar la circularidad de los productos al reciclar los desechos orgánicos.
Después de incursionar en el diseño de sistemas, ventas de cultivo, jardinería y formaciones, esta startup está lista para dar el siguiente paso: el proyecto de su Granja Blava. Tras años de experimentación, la producción de sus cultivos a través de acuaponía será introducida oficialmente en el mercado catalán. Antes del verano, será posible adquirir estos alimentos sostenibles en restaurantes, tiendas y cestas de proximidad de Barcelona.
Para esta organización, la acuaponía tiene el potencial de ser la piedra angular en la creación de comunidades autosuficientes.
Y aunque el agua se cotice en Wall Street y el cine hollywoodense nos augure un mañana sombrío en lo que a recursos naturales y medio ambiente se refiere, procesos e iniciativas como ésta son una luz de esperanza para pensar en un futuro más prometedor.
Este artículo fue publicado originalmente en Revolve Media. Puedes leer la pieza original aquí.
