Con la escasez de agua, suelos, y una gran mayoría de la población mundial moviéndose a zonas urbanas, es un hecho que en el futuro la producción agrícola no dará abasto para la demanda que existirá. Según la ONU, para alimentar a 9000 millones de personas en 2050, la producción mundial de alimentos debe aumentar más del 70%. Sin embargo, no tenemos ni los recursos naturales ni los suelos fértiles para alcanzar este objetivo con los métodos actuales. Por este motivo, han emergido en el mundo de la agricultura alternativas como la acuaponía e hidroponía. Ambos métodos cultivan sin suelo, y aunque tienen algunas cosas en común, no deben confundirse.
A grandes rasgos, las características que comparten la acuaponía y la hidroponía son las siguientes:
- No utilizan suelo, sino que dependen del agua para suministrar nutrientes a las plantas.
- Las plantas crecen más rápido que en los cultivos en tierra y requieren de menos superficie.
- Sufren menos daños por plagas.
- Ahorran grandes cantidades de agua.
- No es necesario regar las plantas.
- Hacen un uso muy eficiente de los recursos naturales.
- No necesitan suelo fértil; se pueden practicar en cualquier espacio o superficie.
Dicho esto, ¿en qué se diferencian la hidroponía y acuaponía? A continuación te contamos cómo funcionan, pros y contras de cada una.
Acuaponía: una combinación de hidroponía y acuicultura
Los sistemas acuapónicos tienen el propósito de lograr un equilibrio entre plantas y peces; las primeras dependen de los desechos de los segundos para obtener sus nutrientes. Es una técnica más compleja que la hidroponía por el hecho de involucrar cría de peces, pero los beneficios obtenidos de esta práctica valen el esfuerzo. La acuaponia utiliza hasta 95% menos agua que una explotación convencional para irrigar una producción de vegetales, debido a su proceso de circulación y reutilización del recurso.
Entre las desventajas de la acuaponía está el diseño y la construcción del sistema, que puede ser un poco más compleja que la de la hidroponía. Lo mismo se puede decir de su gestión, pues en acuaponía tratamos con un ecosistema, mientras que la hidroponía consiste en administrar fertilizantes diluidos a las plantas. Esto significa que en acuaponía necesitaremos mayor conocimiento y tendremos la responsabilidad del bienestar de los peces.
Ahora, hay varios puntos en los cuales la acuaponía resulta más ventajosa que la hidroponía. Al ser un ecosistema más complejo, todo está más equilibrado. Mientras en instalaciones de hidroponía hay más peligro de que el sistema pierda su frágil equilibrio, en las acuapónicas la vida microbiológica presente en el sistema da estabilidad y aumenta su capacidad de hacer frente a cambios, con lo cual consigue autorregularse.
Al ser un proceso orgánico de principio a fin ─que es otro gran beneficio─, la acuaponía evita los pesticidas y los fertilizantes químicos, generalmente sintetizados de forma artificial. Sus nutrientes se encuentran en los desechos de los peces. Esto significa que una vez instalado el tanque, el único producto que habrá que comprar es comida para peces. Por otra parte, los pesticidas son peligrosos para los peces y los microorganismos, con lo cual se deberá recurrir a métodos de control de plagas más saludables y sostenibles, por ejemplo el control biológico.
Finalmente, es gracias al origen biológico del fertilizante que se logra la textura y el sabor propio de los vegetales acuapónicos, incomparable con los vegetales hidropónicos, los cuales suelen carecer de sabor a pesar de su aspecto impecable.
En resumen, la acuaponía tiene el gran mérito de ser una tecnología circular que permite cultivar plantas y peces de alta calidad, además de cuidar el medio ambiente. Quizá aprender de esta disciplina toma un poco más de tiempo, pero vale la pena si se busca producir alimentos de la forma más sostenible. Como gran plus, la tecnología acuapónica también produce proteína en forma de pescado; así que se obtienen productos animales y vegetales en un mismo proceso y sin necesidad de recursos adicionales.
Hidroponía: Centrarse en el crecimiento de las plantas
La hidroponía consiste en hacer llegar una solución nutritiva disuelta en agua a las plantas. De esta forma, las frutas y verduras reciben todos los elementos químicos y minerales necesarios, y el uso de tierra queda fuera de la ecuación.
Los sistemas de hidroponía son prácticamente independientes para alimentar a la planta, por lo que aprender esta técnica puede ser sencillo; solo es necesario saber añadir los nutrientes de forma adecuada. Al igual que la acuaponía, esta técnica es ideal para reducir la contaminación (al producir local, reducen la huella de carbono que provoca el transporte de los alimentos), y es por eso que ambas tecnologías han ganado popularidad en espacios urbanos como azoteas, jardines, terrazas, etc.
Como ya se mencionó anteriormente, la ventaja de la hidroponía es su sencillez y su bajo coste, aunque al comenzar puede ser complicado encontrar la mezcla perfecta de nutrientes. Además de esto, aunque la inversión puede ser elevada al inicio, los gastos son consistentes y previsibles. También la cantidad de fertilizante que se utiliza se puede estimar en un margen estrecho. Por último, el tamaño del sistema puede ser tan pequeño como una maceta.
Ahora, entre los contras de la hidroponía, hay algunos factores a tomar en cuenta: requiere de fertilizantes químicos basados en combustibles fósiles y extracción minera. Por ello, su principal desventaja es el origen poco sostenible de los insumos del proceso. Además, periódicamente se ha de desechar una agua residual de fertilizantes concentrados para evitar la acumulación de sales, dañina para las plantas. El crecimiento de algas también puede ser un problema, mientras que en una instalación acuapónica, hay peces que controlan la aparición de las mismas. Finalmente, la ausencia de peces y de vida microbiológica significa que el sistema tiene poca capacidad de equilibrarse, y que se debe controlar la calidad del agua de manera mucho más precisa.
En conclusión, tanto la hidroponía como la acuaponía siguen propósitos similares, pero sus métodos de trabajo son distintos. Si lo que busca el agricultor es sencillez y menor inversión, la hidroponía será una opción interesante. En cambio, para un productor que apuesta por máxima sostenibilidad y calidad de producto, la acuaponía será la opción más atractiva.
Para las personas que buscan instalar un sistema en el hogar, se tendrá que ver el espacio disponible y elegir el proceso que se adapte mejor a sus necesidades. Es importante recalcar que los costos iniciales y de funcionamiento, ¡quedarán en el olvido cuando los vegetales frescos se encuentren en su hogar y no en el supermercado! Además, una vez que se contempla el dinero gastado en alimentos de supermercado, es fácil llegar a la conclusión de que un sistema acuapónico se puede rentabilizar en pocos años.
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